Todo tiene su historia
Érase una vez, una señora a la que le gustaba ducharse frecuente y largamente, con el agua bien calentita, hasta convertir su cuarto de baño en una sauna donde se podía escribir con el dedo en los cristales y las baldosas.
Un día, recién salida de la ducha, se dio cuenta de que no tenía tomates para preparar una salsa boloñesa. Así que, ni corta ni perezosa, se secó, se vistió, cogió dinero y llaves de casa, y se fue al supermercado.
Hete aquí que, al llegar a la sección de las verduras y, específicamente a la de los tomates maduros en rama, encontró a dos hermosos especímenes unidos por un mismo cordón vegetal. "¡Cáspita! ¡Qué extraños y curiosos!", pensó la señora. Y no dudó un segundo en comprarlos y llevárselos a casa.
Tras sacarlos de su bolsa y ponerlos en la encimera, los observó pensativa. Si por ella fuera, no los cocinaría ni se los comería crudos, pero dejarlos pudrirse le parecía un destino muy triste para ellos. Además, su aspecto sano, fuerte y rojo no invitaba más que a saborearlos. Así que, para tener un recuerdo de ellos, los fotografió dos veces, una con flash
y otra sin flashy los apuntó en su registro civil particular con el nombre de "Tomates Gemelos".
Los tomates tuvieron una vida corta para sí y provechosa para los que se los zamparon con macarrones. Las fotos de los tomates permanecieron en el disco duro de un ordenador y sólo fueron enviadas una vez a un correo electrónico.
Meses más tarde, la señora encontró, a través de una serie de casuales causalidades, un blog dedicado a todas las personas que hubieran nacido un 19 de junio. Dado que ella también había nacido un tal día, se puso muy contenta y tuvo a bien solicitar permiso para participar en él. Permiso que sin dilación y con alborozo se le fue concedido.
A gusto como se sentía en su casita compartida virtual, decidió un día, sin preguntar, que habría que buscar una imagen que representara a los géminis del 19. Tras barajar varias posibilidades, recuperó en su memoria aquellos dos tomates unidos entre sí, y al punto tomó una de las fotografías para convertirla en logotipo. Y fue felizmente aceptado por unanimidad como logotipo del blog:
Los tomates tuvieron una vida corta para sí y provechosa para los que se los zamparon con macarrones. Las fotos de los tomates permanecieron en el disco duro de un ordenador y sólo fueron enviadas una vez a un correo electrónico.
Meses más tarde, la señora encontró, a través de una serie de casuales causalidades, un blog dedicado a todas las personas que hubieran nacido un 19 de junio. Dado que ella también había nacido un tal día, se puso muy contenta y tuvo a bien solicitar permiso para participar en él. Permiso que sin dilación y con alborozo se le fue concedido.
A gusto como se sentía en su casita compartida virtual, decidió un día, sin preguntar, que habría que buscar una imagen que representara a los géminis del 19. Tras barajar varias posibilidades, recuperó en su memoria aquellos dos tomates unidos entre sí, y al punto tomó una de las fotografías para convertirla en logotipo. Y fue felizmente aceptado por unanimidad como logotipo del blog:
Cuando tú, amable lector y visitante, encuentres alguna vez en tu vida un par de tomates gemelos, no dejes de acordarte de nosotros. En el buen sentido, claro.
Duschgel